Todos somos conscientes de la gran importancia hoy día de la publicidad, la comunicación de masas, la semiótica o las redes sociales en nuestra cultura y, el arte en todas sus manifestaciones no podía quedarse atrás.
Puede que no hayamos sido conscientes con la vorágine de los últimos acontecimientos cómo algunas de las obras maestras del arte universal han llegado a impregnar páginas de revistas prestigiosas, tazas en algunas tiendas de recuerdos de grandes capitales o carteles de algunas de las películas que han marcado nuestra historia.
Es un hecho que grandiosas obras de arte de la historia universal han ido más allá del lienzo o de la mente de su creador para llegar a instaurarse en la mente del colectivo y sean reconocidas no sólo en Nepal, sino también por personas que detestan las artes plásticas.
Los conceptos de icono establecidos por los semiólogos/semióticos Pierce y Sausurre se manifiestan en todo su esplendor en grandes ejemplos como: La Gioconda, El Laoconte, La Niké de Samotracia, El Beso o El Pensador.
Velázquez, Picasso, Dalí, Matisse, Goya, Hokusai o Wood, entre otros, jamás podrían llegar a imaginar que sus creaciones más reconocibles inspirarían a numerosos anuncios publicitarios, grandes campañas de firmas internacionales o a serigrafiar carpetas de adolescentes.
Lo más sorprendente es que muchas personas han asimilado y convivido con la obra derivada, inspirada, manipulada, retocada o extrapolada de su aura, desbancando al original de su contexto y casi adquiriendo todavía más protagonismo.
El establecimiento de los cánones de belleza clásicos o los principios clave de las vanguardias históricas han hecho que numerosos creativos y directores de arte hayan aprovechado la incontestable proyección de estos grandes mitos para adaptarlos al consumo y la industria publicitaria. Entendiendo que las bases habían sido asumidas y aceptadas por los críticos y comisarios de arte y que, por tanto, simplemente había que hallar el momento oportuno y al cliente abierto a experimentar su mensaje y estrategia en un contexto donde el pincel, los trazos y las veladuras dieran paso a “claims”, “ups” o “body copys” entre secciones áureas.
Nike, Pizza Hut, Dolce & Gabbana, Lufthansa, Nokia, El Corte Inglés, Cotton Joy, Der Spiegel, Shutterstock, MasterCard, Pink Floyd, Barilla, The New Yorker, CSOB o Pearls Creek entre otros, deben estar tremendamente agradecidos al legado que los padres de la pintura, escultura y pintura han sabido dejar durante siglos expuestos en museos de todo el mundo para ir mucho más allá de las dimensiones de la mesa de trabajo.
Un claro ejemplo para ampliar información sobre este fenómeno de cómo grandes piezas publicitarias se han inspirado en obras de arte lo podemos encontrar en la reciente publicación de Francesca Bonazzoli y Michele Robecchi:
Por qué las grandes obras de arte se han convertido en iconos de nuestro tiempo
Desde Agencia La Nave no dejamos de lado aquello que grandes autores nos han transmitido a lo largo de la historia. Considerando las bases de grandes movimientos artísticos, atendemos las necesidades de nuevos proyectos gráficos, editoriales o de diseño en función de una serie de criterios de proporción, maquetación, cromatismo o composición que evolucionan con el tiempo. Una apuesta segura para la creatividad.
The main reason is that the odds are so much better.